Matías Zárate Carrasco, Profesor de Matemáticas, Programa PACE UACh Campus Patagonia.
No cabe duda que los procesos de enseñanza y aprendizaje de las matemáticas en tiempos de pandemia, se han convertido en un desafío para todos y todas las docentes de forma transversal. Nuestras prácticas de enseñanza convencional han tenido que ser re-evaluadas y modificadas, a fin de lograr los aprendizajes esperados en los y las estudiantes. Nos hemos visto en la necesidad de trasponer todo nuestro conocimiento y experiencia, desde una enseñanza clásica presencial, hacia una enseñanza principalmente virtual. Bajo este nuevo paradigma educativo en el que nos encontramos, ¿cuál es el desafío de enseñar matemáticas a distancia?
En este contexto, nuestra mirada como docentes de matemáticas, debe estar dirigida a ser expertos en la materia de estudio, donde nuestra capacidad de guiar, estimular y colaborar en el proceso de aprendizaje de estudiantes, será determinante a la hora de obtener los resultados esperados. Pero, más que entregar contenidos, el docente ha de ser un mediador y facilitador del aprendizaje, promoviendo procesos de construcción de conocimientos y orientando sobre las herramientas a utilizar. Además de incentivar la autonomía como un elemento crítico, que derivará como consecuencia hacia el autoaprendizaje. Esto es fundamental para crear el ambiente propicio, en donde entornos caracterizados por un profesor dominante en clases convencionales, deben traspasarse a otros más centrados en el estudiante.
Pero con el fin de motivar la autonomía para el autoaprendizaje, se requiere que la enseñanza de las matemáticas tenga un enfoque menos convencional y más centrado en las actividades, en las habilidades y actitudes; y en los ambientes digitales. Integrar los contenidos y adaptarlos a actividades que permitan aprender matemáticas a través de la práctica, con juegos o actividades lúdicas que involucren lo cotidiano, especialmente el contexto actual de pandemia, sería ideal para generar interés en los y las estudiantes. Todo ello para desarrollar la habilidad de resolver problemas, a través de una temática actual que involucre, por ejemplo, el análisis de un modelo matemático determinado para el comportamiento del Covid-19.
Sin embargo, otro punto importante es una retroalimentación efectiva. Para ello debemos privilegiar clases y evaluaciones que contemplen la entrega de argumentos o resultados en documentos escritos, con imágenes y videos; elementos fundamentales para que el estudiante comprenda el contenido y cuál es el camino para mejorar. Idealmente, articular estas clases, actividades y evaluaciones con software matemático que entregue una imagen concreta del contenido, como GeoGebra, Matlab, Wolframalpha, SageMath, entre otros.
Y, por último, disponer de distintas alternativas para que el estudiante acceda a los contenidos educativos y pueda desarrollar sus habilidades matemáticas, aprovechando la disponibilidad atemporal de recursos, como, por ejemplo, cápsulas audiovisuales, audioclases radiales y guías de trabajo, etc., los cuales hemos utilizado como programa PACE UACh Campus Patagonia en el acompañamiento –que actualmente realizamos a distancia- en el área de Preparación para la Enseñanza Media.